¿Dónde quedó el sueño de lo alterno,
de lo distinto,
de la fantasía que enciende
para idear, inventar,
proyectar otra humanidad,
sobre todo más justa?
Para soñar en estos tiempos,
se requiere de la valentía
de abrir bien los ojos
y aprender a apreciar
no solo lo maravilloso, lo bello,
lo que encandila,
sino también a acercarse
y dejar de cubrir
lo triste, lo oscuro,
lo que parece no tener reparación;
porque descubrir es también
aprender a soñar
con quienes nos hemos acostumbrado
a no mirar.
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