Ay no vayas a creer que vengo
por esos absurdos candados del amor
si sabés de mi incapacidad
y que reniego porque todavía intento hallarme
como cuando allá me encontré
donde creo que vos también te encontraste
las cintitas de colores
son tan instagrameables que aburren
como aburre este momento
como aburren los clichés
donde no veo lo diferente veo lo obvio
esta plaza, este reloj, este puente
frente a este río es lo obvio
somos lo obvio
por eso ante mi insomnio sueño
Patagones del otro lado del puente
aunque sea otro continente
cruzar a la otra orilla caminando sobre el agua
aunque en el medio exista esta absurda frontera invisible
me entretengo porque no se puede cruzar
y en mi insomnio sueño con el mar cerca y las montañas al lado
con el frío y la nieve junto a la arena y el calor
pero hay un espejo en el que no nos vemos
como si fuera una berreta distracción
que pareciera surtir un efecto analgésico
a mi alrededor nadie desea ir más allá
es todo cliché, efímero, no hay más pulso de deseo
solo la inmediatez que diluye la frívola empatía
ya no se mira lo de aquel lado ni a través del río
se que allá está la calle en zig zag
la catedral, las casitas de colores
pero nadie mira
lo sé pero, ¿lo veo?
sé que apenas unos metros hacia la derecha
el puente viejo con el cielo entre rosados y anaranjados
es un espectáculo sin espectadores
sueño y el clima se vuelve extraordinariamente cálido
como si caminara por Copacabana
pero no hay alegría a mi alrededor
porque no hay sentir
¿o es que hay miedo
o acaso angustia?
¿no es una antinomia
la calidez bajo el efecto analgésico?
hay miedo
o acaso angustia
es una antinomia
la calidez bajo el efecto analgésico