Imagino en mi mente cómo hubieses sido
dibujo fantasías de los recuerdos
que como ya han dicho muchas veces
no sé si son recuerdos
o recuerdos de recuerdos.
Pienso en mi lejana infancia,
nuestras breves y largas separaciones,
previo al prematuro y definitivo
desarraigo materno.
Pero también pasa el tiempo e investigo
que tiene mi rostro de tu rostro,
mis mañas de tus mañas,
la risa de tu risa.
Me cuentan que leías mucho,
como hago yo y que creciste
y te formaste con una fuerza silenciosa,
la que también mamé de vos.
Y nuestro vínculo quedó lejano,
además de ser breve,
fue muchas veces interrumpido
en mis tan poquitos años.
Pero como siempre les digo,
como dijo la poeta Ana María Ponce,
sigo construyendo un amor más grande
del que nos hemos dado.
Y lo armo con la felicidad que tuve,
adentro tuyo, cuando nací y empecé a crecer,
en los viajes a Buenos Aires
y las largas estadías en Turdera.
Te pienso y sin querer te reproduzco,
como en en las tardes de cafés
o en el silencio pensativo de las noches.
Y ya son 10 años que no estás,
pero en mi mundo
te construyo en versos, en frases,
en ideas y fantasías.
Soy de lo que fuiste,
para mi sos la felicidad que
algún día fuimos.